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FAES, LA FUNDACIÓN AL SERVICIO DE LAS AMBICIONES DE JOSÉ MARÍA AZNAR

El ala derecha de la derecha española

jeudi 5 juin 2014   |   Guillaume Beaulande
Lecture .

Desbrozar a conciencia el terreno –ya bien señalizado– del neoconservadurismo : esa es la misión de la fundación política de José María Aznar, que le sirve al ex presidente como plataforma para tratar de arrebatar el poder a su rival conservador Mariano Rajoy.

En el corazón del distinguido barrio de Salamanca, en Madrid, se levanta el rascacielos “Torre de Cristal”. El sexto piso alberga el “laboratorio de ideas” del Partido Popular (PP), la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) presidida por José María Aznar, presidente del Gobierno español entre 1996 y 2004. La FAES no se limita a la batalla ideológica ; también vigila al actual Gobierno, surgido del PP, porque el actual jefe del Gobierno Mariano Rajoy carece de audacia. Drástico régimen de austeridad, restricción de las libertades civiles, cuestionamiento del aborto... Todavía no es suficiente : desde 2009 la FAES se alarma por una inquietante “deriva hacia el centro” (1). A través de esta estructura, ¿habrá sentado Aznar las bases de una retaguardia política unida a una estrategia sumaria : el permanente “ir más allá” ?

A partir de los años 1990, España ha visto nacer un abanico de fundaciones, vinculadas o no a los partidos. Pero tan sólo la FAES, con la fuerza que le brindó la agenda de su presidente, consiguió envergadura internacional a partir de 2002. La admisión de una miríada de microestructuras que gravitan en torno al PP erigió a la Fundación en el único laboratorio de ideas del partido, donde Aznar vio muy pronto una posible reconversión y un eficaz trampolín para librar combates políticos, incluso dentro de su propio campo.

“Fuera del Partido Popular –explican los investigadores Pablo Carmona Pascual, Beatriz García Dorado y Almudena Sánchez Moya–, los neoconservadores madrileños habrían quedado reducidos a una marginalidad electoral. Dentro del PP, se pueden presentar como una línea política que opta a la presidencia del futuro gobierno” (2). En otras palabras, esta tendencia ambiciona convertirse en mayoritaria dentro del partido, para retomar con el tiempo las riendas del poder. ¿El objetivo actual de la FAES ? Ofrecer una alternativa a la “languidez de la resignación” (3) de Rajoy, como anuncia sin rodeos Aznar. Primero hizo falta preparar a la organización para la batalla, movilizar las redes. Parece que ha llegado la hora de lanzar la operación ideológico-política de Aznar, que los sociólogos citados definen como la creación de una “doble frontera” : una con la izquierda socialdemócrata del Partido Socialista Obrero de España (PSOE) y la otra con la franja “moderada” del PP.

Además de fondos privados, cuyos montos son desconocidos, la Fundación recibe financiamientos públicos otorgados por los ministerios de Educación, Cultura y Deporte, y de Asuntos Exteriores y Cooperación, tal como prevé la ley del mecenazgo, votada en 1997, apenas algunos meses después de la primera investidura de Aznar. A pesar de fustigar permanentemente a cualquiera que reciba subvenciones (por ejemplo las industrias culturales), de los 900.000 euros que repartió el Gobierno entre las fundaciones vinculadas a los partidos políticos para las actividades que realizaran en el marco del llamado Plan Director de la Cooperación española, le otorgó en 2013 a la FAES 529.849 euros. Esta cantidad es más del doble de la otorgada a la Fundación Ideas, vinculada al PSOE.

Según el informe 2010 de la Universidad de Pensilvania que clasificaba a 6.500 think tanks internacionales, la FAES figuraba entre los cincuenta más influyentes del mundo fuera de Estados Unidos. Sin duda porque dispone de importantes “repetidores” en la prensa, como un día se dio cuenta un tal Barack Obama. Seducido por la política del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero en materia de energías renovables, en 2009 el Presidente de Estados Unidos proyectaba convocar a empresas españolas. El entusiasmo que rodeó la visita a Estados Unidos de Miguel Sebastián, por aquel entonces ministro de Industria de España, se esfumó. El defensor del Tea Party y presidente del ultraliberal Instituto Juan de Mariana, Gabriel Calzada, cercano al PP, redactó a toda prisa un informe de 51 páginas contra las energías renovables. Como garantía de seriedad, el documento llevaba el membrete de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid. Su argumento de choque : “Cada ­empleo creado en las energías renovables destruye 2,2 [puestos de trabajo] en otros sectores”. Peor aún, el sector habría provocado “el estallido de la burbuja española” (4).

En esa ocasión, explica el diario español Público, “la FAES movilizó todas sus redes del otro lado del Atlántico” entre los escépticos climáticos “para dar máxima repercusión” al informe (5). Reproducido por la Heritage Foundation, principal interlocutor de la FAES en Estados Unidos, el texto tuvo amplio eco en más de trescientos medios de comunicación. Todos pertenecían al grupo de Rupert Murdoch, al que Aznar “aconseja” a cambio de una remuneración anual de aproximadamente 200.000 euros (6). Esta eficaz campaña obligó a la entonces secretaria de Estado para el Cambio Climático a enviar al Congreso de Estados Unidos un contrainforme, con el fin de enfriar los debates. En vano : el presidente Obama dejó de citar a España como modelo para su estrategia verde.

Para Carmona Pascual, García Dorado y Sánchez Moya, “libertad individual, democracia y economía de mercado”, constituyen el tríptico sobre el cual descansa la FAES. Pero, cuando nos recibe, Javier Zarzalejos, actual secretario general de la Fundación y fiel mano derecha de Aznar, prefiere hablar de “defensa de Occidente como esfera política, cultural y moral”. “El hípersentimentalismo del discurso político” –del cual Zapatero habría sido, según Zarzalejos, un “maestro del género”–, condujo a la FAES a tomar de los neoconservadores la teoría del “corazón que sangra” : el buenismo.

Este concepto se burla de la impericia de la socialdemocracia –y de una derecha considerada demasiado tímida, como la de Rajoy–, y de su propensión al “pacifismo en las relaciones internacionales, a la extrapolación multicultural, a la idea de tolerancia, o a encarar la economía como una solidaridad” (7). El buenismo, para Zarzalejos, equivale a “la negación sistemática de la confrontación y el rechazo a juzgar la acción política como buena o mala” : en suma, a una “negación de realidad”. ¿Acaso uno de los padres fundadores de esa corriente de pensamiento no definía al neoconservador como “un neoliberal acosado por la realidad” ? (8). Más que “neoconservador”, Zarzalejos se dice heredero del conservadurismo liberal, esa asociación del liberalismo económico con la idea de que le corresponde al Estado actuar como garante moral de la “gran tradición occidental”.

Interrogado hace algunos meses sobre su posible retorno a la política, el presidente de la FAES respondió sin ambages : “Nunca rehuí mis responsabilidades. Cumpliré con mi conciencia, mi partido y mi país” (9). 

NOTAS :

(1) Ana Capilla, Jorge Sainz, “¿Dónde están los votantes ?”, FAES, Madrid, abril-junio de 2009.

(2) Pablo Carmona Pascual, Beatriz García Dorado y Almudena Sánchez Moya, Spanish neocons, Traficantes de sueños, Madrid, 2012.

(3) Antena 3, 21 de marzo de 2013.

(4) Citado en “El lobby neoliberal del PP boicotea a España en EEUU”, Público, Madrid, 19 de julio de 2009.

(5) Ibíd.

(6) vozpopuli.com , 22 de julio de 2013.

(7) Valenti Puig (dir.), “Estrategias del buenismo”, FAES, 2005.

(8) Irving Kristol, Neoconservatism. The autobiography of an idea, Elephant Paperbacks, Chicago, 1999.

(9) Antena 3, 21 de marzo de 2013.





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