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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ANTE LA VICTORIA DE CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER

En Argentina, los ‘piqueteros’ se impacientan

samedi 12 novembre 2011   |   Cécile Raimbeau
Lecture .

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ganó la elección presidencial del pasado 23 de octubre de forma contundente, con más del 53% de los votos en la primera vuelta. Ha revalidado así un nuevo mandato. Y aunque sus políticas redistributivas con inclusión social han sido plebiscitadas, algunos problemas sociales siguen en pie.

“¡Seamos francos ! Néstor y Cristina adoptaron medidas que ni siquiera tomaron gobiernos socialistas de otros países !”, dispara Valdemar, abogado quincuagenario amante de la provocación. Su reflexión sorprende a su grupo de amigos, reunidos en un modesto chalé del conurbano bonaerense, en Florencio Varela. En ese día de julio, a unas doce semanas de la elección presidencial, se enciende la discusión sobre el matrimonio Kirchner : los “K”, como llaman los argentinos a esta pareja que conduce el país desde 2003.

Primero él, que llegó al poder con la promesa de “consolidar la burguesía nacional (1)”, y a partir del 2007, ella, que se comprometió al cambio dentro de la continuidad ha sido candidata a su propia reelección. Ahora bien, al igual que Neka y su compañero Alberto, quienes son anfitriones ese día, Valdemar forma parte de una organización de extrema izquierda que rechaza a “la clase política” en su conjunto. Su objetivo era “cambiar el mundo sin tomar el poder”. Nada predisponía entonces a este militante a prestar el mínimo apoyo a los “K”. ¿Sostendrían el mismo discurso que él los “ex” de esta organización, que nunca tuvo más de mil cuatrocientos miembros ? “¡Todos !”, grita, quizá exagerando un poco : “La sociedad está tan polarizada que si no te opones a los “K”, todo el mundo piensa que los apoyas !”

Vayamos veinte años hacia atrás. En esa época, Argentina jugaba el papel de niño mimado del Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde que asume la presidencia en 1989, Carlos Menem adopta la opción neoliberal, para beneplácito de los ámbitos financieros. Su gobierno malvende gran parte de las empresas públicas a inversores extranjeros y, determinado a vencer la inflación, instaura una paridad fija entre el dólar y el peso. La inflación cae, y también las exportaciones : con el lastre de una divisa sobrevalorada, la producción deja de ser competitiva. La deuda se dispara : de 7.600 millones de dólares a principios de los años 1970, pasa a 132.000 millones en 2001, con un aumento del 1700%. El desempleo pronto afecta oficialmente al 18% de la población (2). Cuando el 5 de diciembre de 2001, el FMI se niega a otorgar un préstamo al gobierno, el país es incapaz de enfrentar sus obligaciones.

Crisis de la deuda, pánico bancario : la economía se paraliza. Los argentinos salen a la calle. El Movimiento de los Trabajadores Desocupados de Solano (MTD), que integran Neka, Alberto y Valdemar, es una de la miríada de organizaciones de piqueteros (desocupados-manifestantes) unidos en torno a una consigna : “¡Que se vayan todos !”

“En 2001 nos equivocamos –interviene Alberto-. No debíamos conformarnos con esperar que se fueran. ¡No, debimos sacarlos !” En el país, al igual que en este grupo de viejos amigos, sigue vivo el debate : ¿se renovó realmente la “clase política” que los ciudadanos abucheaban al son de los conciertos de cacerolas ? Es decir : ¿representan los Kirchner una ruptura o la continuidad ?

Tras dos años de inestabilidad política, Néstor Kirchner asume el poder en 2003. Poco conocido (era gobernador de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia), logra encarnar el cambio gracias a un discurso de tradición peronista (3) que promueve la defensa de los intereses nacionales. En los primeros meses de su mandato, logra que la Corte Suprema anule las leyes de amnistía y reabra los procesos de los militares sospechosos de crímenes durante la dictadura (1976-1983) : su popularidad es un hecho. En 2011, su esposa encabeza holgadamente los sondeos y podría asumir un tercer mandato “K”.

“¡El MTD se disolvió en 2005, en parte por la represión y la política contrarrevolucionaria de Néstor Kirchner !”, machaca Alberto, ex cura convertido al militantismo, sugiriendo que los piqueteros que no fueron liquidados fueron absorbidos. Neka modera : “Sí, los Kirchner vampirizaron algunas organizaciones populares, dividieron a otras, pero su política no deja de ser el resultado de nuestra rebelión”. Y Valdemar rememora algunas medidas que tomaron los “K”.

Como buen abogado, comienza por el derecho laboral, en particular, la firma de más de mil convenios colectivos, principalmente en la industria. Para contener la protesta social, Kirchner restableció la relación con la Confederación General del Trabajo (CGT), heredera de un sindicalismo burocrático, columna vertebral histórica de los gobiernos peronistas. Pero las reuniones paritarias llevadas a cabo por el gobierno, el poderoso sindicato y el sector patronal permitieron negociar mejores condiciones de trabajo en los sectores del cuero, la alimentación, el transporte, las comunicaciones…

Valdemar menciona también la reforma de la ley de quiebras de las empresas (junio de 2011), más favorable a la autogestión y a las cooperativas : ¿acaso no da a los empleados la posibilidad de utilizar sus indemnizaciones de despido para hacerse acreedores de las máquinas y edificios de las empresas en las que trabajaban ? “¡Claro que se podría haber llegado más lejos !” : la ley de quiebras no da respuesta a las peticiones de expropiación en favor de los trabajadores que “recuperaron” sus empresas en los años de crisis (4).

Podría mencionarse también la nueva ley de medios (octubre de 2009) que obstaculiza la formación de monopolios y atribuye un tercio del espectro radioeléctrico a las organizaciones sin fines de lucro, la apertura del matrimonio a las parejas homosexuales (julio de 2010), la renacionalización de las jubilaciones privatizadas por Menem (noviembre de 2008) (5). Sin hablar de los nuevos planes de ayuda social.

En 2002, los piqueteros sobrevivían en la periferia gracias a las cantinas populares que administraban colectivamente. “Hoy en día, con la ‘Asignación Universal por Hijo’ [AUH] y el programa ‘Argentina Trabaja’, no nadamos en la abundancia, pero todos tenemos para comer”, declara Neka. La AUH, creada hace dos años por la señora Kirchner, es la medida más aplaudida : esta asignación, que asciende a 230 pesos (unos 37 euros) por niño, es otorgada a más de 1,8 millón de hogares. A diferencia de los planes sociales anteriores, en general considerados como “favores” acordados a un número reducido de pobres, este constituye un derecho. En cuanto al programa “Argentina Trabaja”, propone empleos respaldados por el Estado, en el marco de la economía social. Así, se crearon doscientos mil puestos en el conglomerado de Buenos Aires. Pero aparte de las remuneraciones inferiores al salario mínimo (unos 2.300 pesos, es decir, 370 euros), algunas organizaciones de desocupados denuncian el clientelismo, que a veces pervierte su atribución.

Sin embargo, Argentina hace soñar a Europa con su índice de crecimiento superior al 9% en 2010. Este éxito se explica, primero, por una medida tomada antes de la llegada al poder de Néstor Kirchner : el abandono de la paridad dólar-peso, a fines de 2001. Súbitamente liberada, la moneda nacional se derrumba. Pero aunque el valor medio de los salarios reales cae un 30%, la devaluación activa el comercio exterior. Al mismo tiempo, la subida del precio mundial de las materias primas beneficia al sector primario, cada vez más dedicado a la exportación de soja transgénica. El producto interior bruto (PIB), que cayó un 10% en 2002, se recupera más de un 8% al año siguiente. Aprovechando este maná, los “K” financian una política redistributiva. Su gasto público alimenta un “círculo virtuoso” económico. ¿Hasta cuándo ?

Desde 2002, los “expertos” se alarman. El economista Pierre Salama observa que, de 2005 a 2008, “no hay un solo año sin previsiones extremadamente pesimistas” respecto al crecimiento (6). Aún hoy esos “ortodoxos”, aliados a la oposición liberal, pronostican graves dificultades, y el retorno de la hiperinflación. Aunque a su modo, celebran las reestructuraciones de la deuda llevadas a cabo por los Kirchner, y recomiendan avanzar más todavía, asociándola a una reducción del gasto público.

El equipo de Néstor Kirchner logra, en 2005, imponer a sus acreedores privados el canje de sus títulos en mora, contra nuevas obligaciones que incluyen una quita del 60%. En 2006, con la ayuda de Venezuela –que le presta 2.500 millones de dólares–, el gobierno paga anticipadamente la totalidad de su deuda con el FMI, o sea, 9.800 millones de dólares, ahorrando así 900 millones de dólares de intereses. La institución que dictaba hasta entonces sus políticas al país, vio de repente su capacidad de influencia fuertemente reducida. Pero nuevamente allí, la política “K” muestra ambigüedades. Cinco años después, la presidenta propone un nuevo canje de títulos a los poseedores de bonos que se habían opuesto al de 2005. Su predecesor había asegurado que no iba a reembolsar a estos inversores… “Pero sin contar algunos préstamos nuevos, la deuda actual es la misma que la contraída bajo la dictadura, que un tribunal federal declaró ilegítima en el 2000. ¡Fue reciclada y refinanciada por un mecanismo absurdo, repleto de contratos ilegales, en el que participa el sistema financiero internacional !”, protesta Olmos, partidario de una auditoría de la deuda argentina similar a la impulsada por el presidente ecuatoriano Rafael Correa (7).

Entre 2002 y 2009, la pobreza cayó de 45% a 11% de la población, según la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) (8). Pero las desigualdades siguen siendo flagrantes. Además, el 36% de la población activa sigue trabajando en el sector informal. “Es cierto que se registró una mejora sustancial en todos los aspectos del desarrollo humano, pero a partir de 2008, la creación de empleos se estancó, poniendo un tope a esas mejoras”, expone Dan Adaszko, investigador del Observatorio de la deuda social de la Universidad Católica Argentina (UCA). Tema de controversia : la subida de los precios. Primero el gobierno minimizó torpemente esta realidad, y luego reconoció la inflación, que algunos organismos independientes estiman en un 25% por año.

Para contenerla, la señora Kirchner piensa moderar las reivindicaciones salariales a través del diálogo social, con el apoyo de la CGT. “El control de los aumentos salariales beneficia ante todo a las empresas”, señala Eduardo Lucita, de la organización “Economistas de izquierda”. Efectivamente, a pesar de los aumentos salariales, el coste de la mano de obra está prácticamente inmóvil desde 2001, a raíz de un aumento de la productividad por trabajador del 25%. Según Lucita, la inflación es en gran medida resultado de los índices irracionales de ganancias de un reducido grupo de corporaciones dominantes. Este tema también indigna a Julio Gambina, profesor de economía política y miembro de la Asociación por una Tasa sobre las Transacciones financieras y por la Ayuda a los Ciudadanos (Attac) en Argentina : “¡Desde el 2003, la economía siguió concentrándose en manos de algunas grandes empresas, buena parte de ellas extranjeras, que repatrían sus ganancias !”

Numerosos colectivos denuncian asimismo la extensión de los cultivos de soja transgénica, que ya cubre más de la mitad de la superficie cultivada del país (esto es, dieciocho millones de hectáreas), lo que acarrea la expulsión de campesinos e indígenas hacia los barrios precarios de las ciudades. También está en pugna la explotación de minas a cielo abierto, con utilización de cianuro y mercurio : el parlamento votó una ley sobre la protección de los glaciares, pero la señora Kirchner la bloqueó con su veto. Se sospecha la intervención de la poderosa empresa canadiense Barrick Gold, que proyecta extraer unas 500 toneladas de metales preciosos de la cordillera.

Muchos militantes de izquierda hubieran deseado que el Estado golpeara “más fuerte” los intereses de las transnacionales. Pero los “K” siempre han estado determinados a no sacudir demasiado el marco de un capitalismo “serio” y “productivo”. “El Correo y la compañía aérea Aerolíneas Argentinas, dos entidades que no gozan de buena salud, fueron renacionalizadas, pero no así los grandes servicios públicos privatizados en los años 1990”, se lamenta Gambina. Y menciona los subsidios que el gobierno otorga a las empresas privadas de transporte y del sector energético, para bajar las facturas de los consumidores. “¡La explotación de los recursos : gas, petróleo, minas, siguen en manos de grandes grupos europeos o estadounidenses !”, insiste, subrayando que la señora Kirchner dista mucho de imitar el intervencionismo del general Juan Domingo Perón, erigido en modelo por ella misma. Perón al menos había creado –durante su primer mandato- un Banco de Crédito Industrial, una Flota Comercial del Estado, Aerolíneas Argentinas. También nacionalizó el Banco Central, los ferrocarriles, el teléfono, la electricidad, el gas… 

 

(1) Citado por Raúl Zibechi, “Globalización o burguesía nacional”, Alai.net, 9 de octubre de 2003.

(2) Véase Carlos Gabetta, “Crisis total en Argentina”, Le Monde diplomatique en español, enero de 2002.

(3) Por Juan Domingo Perón, presidente de 1946 a 1955, luego de 1973 a 1974. Su primer mandato encarna una forma de nacionalismo político de tendencia autoritaria, caracterizada por una fuerte intervención del Estado en la economía.

(4) Véase “¡Ocupar, resistir, producir !”, Le Monde diplomatique en español, septiembre de 2005.

(5) Véase Manuel Riesco, “Seismo sobre los fondos de pensión”, Le Monde diplomatique en español, diciembre de 2008.

(6) Artículo de próxima publicación bajo el título “Croissance et inflation en Argentine sous les mandatures Kirchner”, en Problèmes d’Amérique latine, n°82, invierno de 2011-2012, París, octubre de 2011.

(7) Véase Damien Millet y Eric Toussaint, “L’Equateur dit non”, Le Monde diplomatique, París, julio de 2010.

(8) Según el Observatorio de la deuda social de la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza afectaría en realidad al 30% de la población.





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