La sélection du Monde diplomatique en español

La derecha latinoamericana a la ofensiva

Esas pequeñas cosas que hacen ganar las elecciones

mardi 28 mars 2017   |   Christophe Ventura
Lecture .

Ha faltado poco para que, en Ecuador, el candidato de la izquierda apoyado por el ex presidente Rafael Correa ganara las elecciones en la primera vuelta. Pese a todo, la derecha está ganando terreno en América Latina, incluso cuando vuelve a los mecanismos democráticos que se esforzó en desacreditar en el pasado. A continuación, el encuentro con uno de los artesanos de esta renovación estratégica.

La derecha latinoamericana vuelve al ruedo. A veces lo hace a través de golpes jurídico-institucionales y mediáticos, como en Brasil (1) ; otras, recurriendo a la estrategia basada en la tensión, como en Venezuela. Pero no siempre. Después de más de diez años de hegemonía de la izquierda, Argentina, por ejemplo, eligió a finales de 2015 al empresario Mauricio Macri como presidente del país. ¿Cómo explicar semejante giro ?

En primer lugar, se debe a la crisis económica y a su gestión. La caída de la demanda mundial de materias primas privó de combustible al motor de las políticas redistributivas. Regreso del desempleo, de la inflación, de la pobreza, incremento de las desigualdades : tras un periodo de progresos considerables, el panorama se oscureció y los Gobiernos optaron por reajustar sus políticas económicas y sociales.

También es resultado de la recuperación de la hostilidad de la opinión pública frente a los reiterados escándalos de corrupción en un periodo económico difícil.

Así pues, ¿se habría contentado la derecha con recolectar el fruto maduro del descrédito de sus adversarios para recobrar la victoria electoral ? No está tan claro. Las fuerzas progresistas, acaparadas por el ejercicio del poder, no hicieron que su reflexión estratégica evolucionara demasiado, la cual habría podido llevarlas a modificar o a corregir su actuación de tal manera que tuviera en cuenta los efectos de la nueva configuración regional y sus propios logros. Por su parte, algunas fracciones de la derecha se pusieron a trabajar para aprovechar las semillas que la izquierda había sembrado.

La derecha, para dejar de estar asociada a los fracasos del neoliberalismo, a la sumisión con respecto a Estados Unidos y al autoritarismo de los periodos dictatoriales o represivos, esbozó el perfil de un calendario político inédito y renovó su estrategia de comunicación. Con cuatro temáticas principales : en primer lugar, reconocer las conquistas sociales del periodo progresista y comprometerse a consolidarlas ; asimismo, prometer refundar las relaciones entre los poderes públicos y la sociedad, proclamando el fin del clientelismo, del “populismo”, del “intervencionismo” de un Estado presentado como una amenaza para las libertades individuales e insistiendo, al mismo tiempo, en la lucha contra el narcotráfico y contra la inseguridad ; afirmar la promoción de la unidad nacional frente a la polarización de la sociedad que habría provocado la izquierda ; por último, cambiar al personal político, rejuvenecerlo y seleccionarlo entre los actores de la sociedad civil, o en otras palabras, reemplazar a personas formadas en el seno de los aparatos militantes y políticos tradicionales por personas provenientes del mundo empresarial y de las organizaciones no gubernamentales.

Esta renovación de las derechas latinoamericanas se ha beneficiado de la colaboración de “asesores” con múltiples competencias : marketing, encuestas cuantitativas, encuestas cualitativas, psicología individual y de masas, sociología, tecnologías de la información y de la comunicación y, sobre todo, reflexión ideológica. En Argentina, uno de estos asesores incluso ha desempeñado un papel determinante.

Cuando nos recibe en su vivienda de Buenos Aires, el asesor especial del presidente Macri comparte con entusiasmo la pasión que siente por su profesión desde hace 35 años. Su nombre, aunque desconocido en Europa, es indisociable del ascenso del Jefe de Estado argentino : Jaime Durán Barba. Éste dirige la estrategia de comunicación e inspira todas las campañas electorales del heredero del magnate de la construcción y la industria del automóvil, el ítalo-argentino Franco Macri, desde su entrada en política en 2004 y su primera elección para el cargo de diputado un año más tarde. Durán Barba ya le susurraba al oído durante su mandato como alcalde de la capital (2007-2015), el cual ha sido presentado por Durán Barba como un “banco de pruebas” para la campaña presidencial de 2015. La llegada del industrial a la Casa Rosada ha aumentado la notoriedad local de Durán Barba, vivaracho septuagenario de nacionalidad ecuatoriana. Un paseo por la avenida Corrientes y sus célebres y repletas librerías es suficiente para evaluar el fenómeno : múltiples libros dedicados al “gurú” y “asesor estrella” del macrismo llenan los escaparates y las estanterías. Al contrario que los libros de algunos intelectuales franceses que juegan a asesorar a políticos, las obras de Durán Barba sí se venden.

El fundador de la empresa Informe Confidencial no le dedica todo su tiempo al Presidente argentino. También se ocupa de cada campaña del partido Propuesta Republicana (PRO) –cuya creación en 2005 fue orquestada en gran medida por él– y asesora al Gobierno. Desde la década de 1990, el nombre de la eminencia gris de la derecha argentina también está asociado a numerosos representantes del consenso económico liberal en la región : Vicente Fox y Felipe Calderón (derecha, México), Antanas Mockus (ecologista, Colombia), Marina Silva (ecologista evangélica, Brasil), Jamil Mahuad (ex presidente conservador de Ecuador, país del que fue secretario de la Administración Pública entre 1998 y 2000), Carlos Menem (derecha peronista, Argentina) e incluso Blanca Ovelar (derecha, Paraguay).

Aunque reside en Argentina desde la década de 1980 –donde descubrió el marxismo cuando estudiaba Filosofía y Sociología a principios de los años 1970–, Ecuador sigue ocupando un lugar singular en su corazón. Enemigo declarado del presidente Rafael Correa –quien suele calificarlo de “mercenario de la política” (2)–, Durán Barba obró a favor del riquísimo magnate de la industria platanera Álvaro Noboa, candidato desafortunado en las elecciones presidenciales de 2006. También acompañó a otros dos opositores de la “revolución ciudadana” de Correa : el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, y el de la capital del país (Quito), Mauricio Rodas. Dirigió la victoriosa campaña de 2014 de este último contra el alcalde saliente Augusto Barrera, quien contó con el apoyo y la implicación en la campaña del presidente Correa.

Durán Barba encarna una tradición conocida en América Latina : la de asesores formados en la escuela estadounidense (3) : “No nos dedicamos a la Ciencia Política, sino a la Política Aplicada”. ¿Su ambición ? Desarrollar un enfoque científico : “La política a través de las encuestas y de las investigaciones”. Sistemáticas, sistematizadas. Con un único objetivo : ganar. “Se trata de saber quién, dentro de una secuencia determinada, puede votarnos, por qué y cómo”. ¿Convencer a la opinión pública de la necesidad de cambiar el mundo ? Una pérdida de tiempo que el estratega cede con agrado a los idealistas de izquierdas. Él reflexiona menos en las “creencias políticas” que en lo que tiene que decir su partido para imponerse.

La herramienta central de esta forma de proceder se llama “encuesta cualitativa” ; su arma clave, “grupo objetivo”. La encuesta permite sondear en profundidad, de forma permanente y durante un largo periodo, muestras restringidas y remuneradas : entre ocho y diez personas “meticulosamente seleccionadas en función de su perfil social”. A éstas se les pregunta sobre sus gustos, sus deseos, la jerarquía de sus preocupaciones en la vida. También se miden sus reacciones y la evolución de sus sentimientos –“y, sobre todo, de sus resentimientos”– respecto de una “oferta política” determinada : un candidato, un adversario, un mensaje, un partido…

“Una vez que sabemos lo que piensa la gente”, se trata de “acercar al candidato a sus votantes”. “Cada uno ve el mundo desde el lugar en el que está”, nos explica Durán Barba señalando con el dedo la pared adyacente al salón. Allí se despliega una serie de mapas geográficos antiguos. Cada uno revela la representación del mundo que tenían los grandes imperios desde la era mesopotámica : los imperios persa, chino, africanos... “Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos conciben el mundo que los rodea a partir de su propia realidad. Siempre creen que se encuentran en el centro”. ¿Traducción concreta ? “En 2005, nuestros grupos objetivo señalaban la existencia de un problema en el seno de un sector de la población de Buenos Aires : los hombres de más de 45 años. Estos últimos expresaban una angustia constante, la de verse confrontados a un doble fenómeno : por un lado, una mayor esperanza de vida ; por el otro, el culto perpetuo a la juventud. Por lo tanto, iniciamos un estudio. Descubrimos que, en Buenos Aires, la mayor parte de las ofertas de empleo que publicaban los periódicos destinadas a los hombres exigían que tuvieran menos de 50 años para poder obtener los puestos”.

De esta manera, se adaptó la campaña a ese descubrimiento, tal y como se hizo con aquel vídeo prometedor : “¿Tienes más de 45 años ? Macri te va a dar empleo”, mientras se oye un fondo musical de bandoneón y desfilan en blanco y negro las caras de Sigmund Freud, Isaac Newton, Thomas Edison, Pablo Picasso, la Madre Teresa y Louis Pasteur. Todos tenían más de 45 años cuando aportaron su contribución a la humanidad. El nuevo discurso viene acompañado de una propuesta del candidato : dos niveles de exoneración fiscal para las empresas que reserven un porcentaje de sus contrataciones a las personas de más de 45 y 60 años. Y Durán Barba concluye, insistiendo en todo lo que distingue su arte de su prima vulgar, la publicidad : “Hacen falta dos o tres años de trabajo diario para preparar la campaña de un candidato y elaborar una estrategia de partida, que más tarde habrá que adaptar y revisar permanentemente”.

Partidario de la teoría del pluralismo democrático, que consolida un destino común entre democracia y mercado, individuo y consumidor, Durán Barba está convencido : la respuesta al creciente distanciamiento entre votantes y representantes lleva a un replanteamiento de la percepción clásica de la función de la política. Ésta debería abandonar su “carga de ideal” al servicio de una vana “transcendencia colectiva” y valorizar “el amor por la realidad, la revalorización de las formas concretas de la vida cotidiana” : “Partir de la gente, de sus percepciones, de sus necesidades, de su vida cotidiana como base de la estrategia política”. Empleando un vocabulario con tintes gramscianos del que no renegarían algunos teóricos del populismo de izquierdas (4), el asesor explica : “La política es cuestión de pasiones, de afectos, de sentimientos y de resentimientos mucho más que de racionalidad y de programa. Estos son los motores que mueven a los votantes”.

Convencido de que estamos asistiendo al final de los grandes ideales, de la división entre la derecha y la izquierda y de la lucha de clases como registros de movilización política, profesa su visión liberal. “El pueblo como categoría no existe. Esta visión aglutinadora me parece peligrosa, dado que sugiere que en la sociedad habría construcciones inmanentes y que cada uno estaría obligado a posicionarse con o contra el pueblo”. No, la democracia sería “un sistema a través del cual grupos de intereses distintos se alían puntualmente, en función de las contingencias, para ganar el acceso al ejercicio temporal del poder”. De ahí esta definición de la acción política : “Constituir coaliciones, mantenerlas vivas y desvitalizar al resto”.

En resumen, ¿una política sin ideas ? “¡No, en absoluto ! Pero entramos en una nueva etapa histórica, en la que la política tiene que incorporar los temas y los valores de una sociedad que está naciendo”. Una sociedad que habría sido engendrada por la izquierda… pero que murió al nacer. “Cuanto más triunfaba la izquierda en un contexto de boom de las materias primas, más dirigía a su electorado pobre hacia el consumo y la utopía de las clases medias. Pero no tiene ninguna política que proponerle a ese grupo y, en general, éste se aparta de ella. Esta paradoja le ha resultado fatal : en estos últimos años, cuanto más ejercía el poder la izquierda, más preparaba sus futuras derrotas”.

En sus dos obras de referencia (5), Durán Barba amplía su análisis a los últimos cuarenta años. Estos habrían modificado la forma en la que las poblaciones de la región consideran la acción política : crecimiento demográfico, masificación de la participación electoral –en una región en la que votar es obligatorio en muchos países (6)–, intensificación de la urbanización, capacitación de los individuos en el marco de las revoluciones tecnológicas, aumento del acceso a la educación, desintegración de los vínculos sociales tradicionales jerárquicos (familia, religión, patriarcado, clientelismo) : esos fenómenos habrían facilitado la emergencia de un “nuevo votante”. Individualista, autónomo, informado, consumidor, guiado por el principio de la búsqueda de su propio placer, directamente conectado con sus centros de afinidad, rebelde con respecto a la autoridad y a las elites tradicionales, ese perfil constituiría el núcleo “de la clase media-baja y de la clase media”. Y el núcleo de las batallas electorales, según Durán Barba, que divide a esa población en cinco subgrupos : los “duros” (votantes militantes del candidato de quien se ocupa), los “blandos” (que se declaran más bien a favor del adversario, pero sin entusiasmo), los “posibles” (que afirman votar al adversario, pero sin embargo expresan simpatías por el candidato), los “difíciles” (que declaran oponerse al candidato y a su proyecto) y los “imposibles” (que rechazan categóricamente lo que representa el candidato). “Nuestras encuestas y nuestras herramientas estadísticas nos permiten trabajar sobre los ‘blandos’ y los ‘posibles’”, expone Durán Barba. Esta masa de gente “inteligente, pero poco informada y poco formada en el sentido militante del término, son votantes razonables. Hay que interesarse por lo que quieren. ¿Qué les gusta ? ¿Qué rechazan ? Hay que ponerse en su lugar”. Según el estratega, semejante contexto implicaba moldear un discurso inédito, producir dirigentes capaces de movilizar a esta nueva clase media hacia otros horizontes : “A eso es a lo que yo he contribuido”, concluye, no sin cierto orgullo.

Cuando está finalizando nuestro encuentro, nuestro interlocutor nos propone visionar una muestra de los múltiples vídeos de campaña de Macri y sus principales lugartenientes. “Esto es lo que nos hizo ganar”, asegura. En uno de esos spots electorales, el candidato aparece, con el botón del cuello de la camisa desabrochado, una bella mañana soleada en la ciudad de Concepción del Uruguay (provincia de Entre Ríos). El candidato, sentado en una mesa de jardín al lado de Nicolás, un joven padre de familia que acurruca a su bebé entre sus brazos, comparte el tradicional y amistoso mate colocado sobre un mantel de tela blanca con motivos florales. Situados en una relación horizontal, de proximidad e informal, el futuro presidente y el joven conversan de igual a igual : “¿Crees que vamos a poder arreglar Argentina ?”, pregunta el dirigente político. “Ojalá… porque cuando me preguntan qué quiero yo para el país…”. Nicolás se detiene. Se le hace un nudo en la garganta : “Lo siento, no puedo hablar”. Un largo silencio se instaura entre los dos hombres, inhabitual en este tipo de vídeos. Los ojos del padre, clavados en los de su criatura, se llenan de lágrimas. Macri, apoyando su mano en el hombro del joven, pronuncia, con una voz reconfortante : “Tranquilo. No te preocupes”. El eslogan de campaña aparece en la imagen : “El cambio lo hacemos juntos”. Plano final : Mauricio y Nicolás se dan el tradicional abrazo.

Hay una sola pregunta que vale la pena plantear, sonríe Durán Barba, satisfecho : “¿Con qué sueña mi votante cuando se acuesta ? ¿Con el socialismo ? ¡No ! Con su confort, con aquello que va a aumentar su bienestar, el suyo y el de sus allegados”. Así, sería el momento de la formulación de una “utopía de las pequeñas cosas”. En definitiva : atraer a los votantes protegiendo al mismo tiempo a la elite. 

NOTAS :

(1) Véase Laurent Delcourt, “Primavera engañosa en Brasil”, Le Monde diplomatique en español, mayo de 2016.

(2) “Correa pide a Rodas explicaciones sobre Durán Barba”, La República, Guayaquil, 26 de marzo de 2016, www.larepublica.ec

(3) Véase Serge Halimi, “Faiseurs d’élections made in USA”, Le Monde diplomatique, París, septiembre de 1999.

(4) Véase Razmig Keucheyan y Renaud Lambert, “Ernesto Laclau, inspirador de Podemos”, Le Monde diplomatique en español, septiembre de 2015.

(5) Jaime Durán Barba y Santiago Nieto, Mujer, sexualidad, Internet y política. Los nuevos electores latinoamericanos, Fondo de Cultura Económica, México, 2006 ; El arte de ganar. Cómo usar el ataque en campañas electorales exitosas, Sudamericana, Buenos Aires, 2010.

(6) Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay.


Y se sembró la semilla

4 de junio de 1943 : golpe de Estado

contra el presidente Ramón Antonio Castillo, orquestado por un grupo de oficiales nacionalistas y anticomunistas, el Grupo de Oficiales Unidos (GOU). Entre ellos, la figura del joven coronel Juan Domingo Perón, secretario de Trabajo, sobresale con rapidez.

9 de octubre de 1945 : arresto de Perón por sus viejos amigos de la Junta Militar.

17 de octubre de 1945 : movilización masiva de los sectores populares de Buenos Aires para exigir el regreso de Perón. Debilitado y desacreditado, el poder convoca elecciones.

24 de febrero de 1946 : Perón es elegido presidente de la República. Y es reelecto en 1951.

16 de septiembre de 1955 : golpe de Estado militar en un contexto de crisis económica que afecta a las clases medias y populares.

1955-1972 : periodo de la “resistencia

peronista” hasta el regreso del exilio (en la España franquista) del General en 1972.

23 de septiembre de 1973 : Perón gana las elecciones presidenciales con su segunda esposa, Isabel (Isabelita), como vicepresidenta. Organizan la represión de la izquierda peronista.

1 de julio de 1974 : muerte de Perón. Le sucede Isabelita.

Marzo de 1976 : golpe de Estado e instauración de una dictadura militar.

Abril-junio de 1982 : guerra de las Malvinas.

Octubre de 1983 : restauración de la democracia, elección de Raúl Alfonsín (Unión Cívica Radical).

8 de julio de 1989 : elección de Carlos Menem (reelecto el 14 de mayo de 1995).

27 de abril de 2003 : elección de Néstor Kirchner.

28 de octubre de 2007 : elección de Cristina Fernández de Kirchner, reelecta el 23 de octubre de 2011.

22 de noviembre de 2015 : derrota de Daniel Scioli, candidato peronista, frente a Mauricio Macri.





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