La sélection du Monde diplomatique en español

Los mineros, la mar y otras historias

lundi 29 mai 2017   |   Eduardo Galeano
Lecture .

Eduardo Galeano, célebre autor uruguayo, figura de la izquierda latinoamericana y colaborador de largo recorrido de Le Monde diplomatique, falleció en 2015 a la edad de 74 años. Terminó su última obra, El cazador de historias, meses antes de su muerte, pero su delicado estado de salud impidió que fuera publicada en vida. Finalmente, la editorial Siglo XXI la publicaba en abril de 2016. Este mes, coincidiendo con la edición del libro en francés, reproducimos algunos de sus extractos.

El tambor

Desde las costas de África viajó, hacia las manos y la memoria de los esclavos de las plantaciones de América.

Allí fue prohibido. El repique del tambor desataba a los atados y daba voz a los condenados al silencio ; y los amos de los hombres y de la tierra bien sabían que esa peligrosa música, que llamaba a los dioses, anunciaba la rebelión.

Por eso el sagrado tambor dormía escondido.

Samuel Ruiz nació dos veces

En 1959, llegó el nuevo obispo a Chiapas.

Samuel Ruiz era un joven horrorizado por el peligro comunista, que amenazaba la libertad.

Fernando Benítez lo entrevistó. Cuando Fernando le comentó que no merecía llamarse libertad el derecho de humillar al prójimo, el obispo lo echó.

Don Samuel dedicó sus primeros tiempos de obispado a predicar resignación cristiana a los indios condenados a la obediencia esclava. Pero pasaron los años, y la realidad habló y enseñó, y don Samuel supo escuchar.

Y al cabo de medio siglo de obispado, se convirtió en el brazo religioso de la insurrección zapatista.

Los nativos lo llamaban el Obispo de los Pobres, el heredero de fray Bartolomé de Las Casas.

Cuando la Iglesia lo trasladó, don Samuel dijo adiós a Chiapas, y llevó consigo el abrazo de los mayas :

Gracias –le dijeron–. Ya no caminamos encorvados.

Vamos a pasear

A fines del siglo diecinueve, muchos montevideanos dedicaban sus domingos al paseo preferido : la visita a la cárcel y al manicomio.

Contemplando a los presos y a los locos, los visitantes se sentían muy libres y muy cuerdos.

Si el Larousse lo dice…

En 1885, Joseph Firmin, negro, haitiano, publicó en París un libro de más de seiscientas páginas, titulado Sobre la igualdad de las razas humanas.

La obra no tuvo difusión, ni repercusión. Sólo encontró silencio. En aquel tiempo, era todavía palabra santa el diccionario Larousse, que explicaba así el asunto :

En la especie negra, el cerebro está menos desarrollado que en la especie blanca.

Así nació Las Vegas

Allá por el año 1950 y pico, Las Vegas era poco más que nada. Su mayor atracción eran los hongos atómicos que los militares ensayaban por ahí cerca y que daban espectáculo al público, exclusivamente blanco, que podía contemplarlo desde las terrazas. Y también atraían al público, exclusivamente blanco, los artistas negros que eran las grandes estrellas de la canción.

Louis Armstrong, Ella Fitzgerald y Nat King Cole fueron bien pagados, pero sólo podían entrar y salir por la puerta de servicio. Y cuando Sammy Davis Junior se zambulló en la piscina, el director del hotel mandó cambiar toda el agua.

Y así fue hasta que en 1955 un millonario estrenó en Las Vegas lo que él llamó el primer hotel casino interracial de los Estados Unidos. Joe Louis, el legendario boxeador, daba la bienvenida a los huéspedes, que ya eran blancos o negros ; y así Las Vegas empezó a ser Las Vegas.

Los amos de la aldea que se convirtió en el más fastuoso paraíso de plástico seguían siendo racistas, pero habían descubierto que el racismo no era un buen negocio. Al fin y al cabo, los dólares de un negro rico son tan verdes como los otros.

Pequeño dictador ilustrado

El hombre que más libros quemó, el que menos libros leyó, era dueño de la biblioteca más gorda de Chile.

Augusto Pinochet había acumulado miles y miles de libros, gracias a los dineros públicos que él convertía en fondos de uso privado.

Compraba libros por tenerlos, no para leerlos.

Más y más libros : era como sumar dólares en sus cuentas del Banco Riggs.

En la biblioteca había ochocientas ochenta y siete obras sobre Napoleón Bonaparte, encuadernadas a todo lujo, y las esculturas de su héroe favorito encabezaban las estanterías.

Todos los libros lucían el sello de propiedad de Pinochet, su exlibris : una imagen de la Libertad, provista de alas y antorcha.

La biblioteca, llamada Presidente Augusto Pinochet, fue dejada en herencia a la Academia de Guerra del Ejército chileno.

La primera huelga

Estalló en Egipto, en el Valle de los Reyes, el 14 de noviembre del año 1152 antes de Cristo.

Los protagonistas de la primera huelga en toda la historia del movimiento obrero fueron los picapiedras, carpinteros, albañiles y dibujantes que estaban construyendo las pirámides y se cruzaron de brazos hasta que recibieron los salarios que les debían.

Los trabajadores egipcios habían conquistado tiempo atrás el derecho de huelga. También tenían servicio médico gratuito por accidentes de trabajo.

Hasta hace poco tiempo, nada o casi nada sabíamos de eso. Quizás por miedo a que cundiera el ejemplo.

El purgatorio

En agosto de 1936, en plena guerra contra la república española, el generalísimo Francisco Franco fue entrevistado por el periodista norteamericano Jay Allen. Franco dijo que su victoria estaba cerca, la victoria de la cruz y la espada :

La conseguiremos a cualquier precio –dijo.

Tendrá que matar a media España –comentó el periodista.

Y Franco :

He dicho : al precio que sea.

Los purgadores operaban acompañados por curas confesores y militares. Había que limpiar España de ratas, piojos y bolcheviques.

Puertas cerradas

En agosto del año 2004, se incendió un centro comercial en Asunción del Paraguay.

Hubo trescientos noventa y seis muertos.

La puerta estaba clausurada, para que nadie se escapara sin pagar la cuenta.

La peligrosa

En noviembre de 1976, la dictadura militar argentina acribilló la casa de Clara Anahí Mariani y asesinó a sus padres.

De ella, nunca más se supo, aunque desde entonces figura en la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la sección reservada a los delincuentes subversivos.

Su ficha dice :

Extremista.

Ella tenía tres meses de edad cuando fue catalogada así.

El bautismo

Fue el médico inglés Samuel Cartwright quien bautizó al desorden mental que empujaba a los esclavos a la fuga.

Esta locura seguía sin tener remedio, pero al menos tenía nombre, gracias a la buena voluntad de este doctor : se llamaba drapetomanía.

La Virgen privatizada

Lo que no es rentable no merece existir, ni en la tierra ni en el cielo.

En el año 2002, la Virgen de Guadalupe, madre y símbolo de México, fue vendida dos veces.

En marzo, la empresa multinacional Viotran se comprometió a pagar doce millones y medio de dólares por la propiedad de la imagen de la Virgen por cinco años. El contrato, firmado por el rector de la Basílica de Guadalupe con el respaldo del cardenal Norberto Rivera, bendecía todos los artículos religiosos que la empresa fabricara.

Pero en julio del mismo año, el empresario chino Wu You Lin registró la marca de la Virgen, a un precio mucho menor y por un plazo mucho mayor.

Ya no se sabe a quién pertenece.

Revolución en el fútbol

Impulsados por un extraordinario jugador llamado Sócrates, que era el más respetado y el más querido, hace ya unos cuantos años, todavía en tiempos de la dictadura militar, los jugadores brasileños conquistaron la dirección del club Corinthians, uno de los clubes más poderosos del país.

Insólito, jamás visto : los jugadores decidían todo, entre todos, por mayoría. Democráticamente, discutían y votaban los métodos de trabajo, los sistemas de juego que mejor se adaptaban a cada partido, la distribución del dinero recaudado y todo lo demás. En sus camisetas, se leía : Democracia Corinthiana.

Al cabo de dos años, los dirigentes desplazados recuperaron la manija y mandaron a parar. Pero mientras duró la democracia, el Corinthians, gobernado por sus jugadores, ofreció el fútbol más audaz y vistoso de todo el país, atrajo las mayores multitudes a los estadios y ganó dos veces seguidas el campeonato de San Pablo.

Por qué escribo

Les quiero contar una historia que para mí fue muy importante : mi primer desafío en el oficio de escribir. La primera vez que me sentí desafiado por esta tarea.

Ocurrió en el pueblo boliviano de Llallagua. Yo pasé ahí un tiempito, en la zona minera. El año anterior había ocurrido la matanza de San Juan ahí mismo, cuando el dictador Barrientos fusiló a los mineros que estaban celebrando la noche de San Juan, bebiendo, bailando. Y el dictador, desde los cerros que rodean el pueblo, los mandó ametrallar.

Fue una matanza atroz y yo llegué más o menos un año después, en el 68, y me quedé un tiempo gracias a mis habilidades de dibujante. Porque, entre otras cosas, siempre quise dibujar, pero nunca me salía demasiado bien como para que sintiera el espacio abierto entre el mundo y yo.

El espacio entre lo que podía y lo que quería era demasiado abismal, pero se me daba más o menos bien para algunas cosas, como, por ejemplo, dibujar retratos. Y ahí, en Llallagua, retraté a todos los niños de los mineros e hice los carteles del carnaval, de los actos públicos, de todo. Era buen letrista, entonces me adoptaron y la verdad que lo pasé muy bien, en aquel mundo helado miserable, con una pobreza multiplicada por el frío.

Y llegó la noche de la despedida. Los mineros eran mis amigos, y entonces me hicieron una despedida con mucha bebida. Bebimos chicha y singani, una especie de grapa boliviana muy rica pero un poco terrible ; y estábamos ahí celebrando, cantando, contando chistes, a cuál más malo, y yo sabía que a las cinco o seis de la mañana, no recuerdo bien, sonaría la sirena que los llamaría al trabajo a la mina, y ahí se acabaría todo, hora de decir adiós.

Cuando se acercaba el momento, me rodearon como para acusarme de algo. Pero no era para acusarme de nada, era para pedirme que les dijera cómo era la mar. Dijeron :

Ahora dinos cómo es la mar.

 Y yo me quedé un poco atónito porque no se me ocurría nada. Los mineros eran hombres condenados a la muerte temprana por el polvo de silicosis en las tripas de la tierra. En los socavones, el promedio de vida en aquel tiempo era de 30, 35 años, y de ahí no pasaba. Sabía que ellos nunca verían la mar, que iban a morirse mucho antes de cualquier posibilidad de verla, ya que además estaban condenados por la miseria a no moverse de ese humildísimo pueblito de Llallagua. Así que yo tenía la responsabilidad de llevarles la mar, de encontrar palabras que fuesen capaces de mojarlos. Y ese fue mi primer desafío como escritor, a partir de la certeza de que escribir, para algo, sirve.

 

NOTAS :

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