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Principios para una izquierda populista

Jueves 11 de enero de 2018   |   Christophe Ventura
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Vivimos un momento populista. Ante la transformación de nuestras democracias convertidas en sistemas oligarcas expuestos al servicio de un sistema financiero y económico internacional que destruye implacablemente todos los logros sociales, acentuada por el surgimiento de un nuevo modelo mercantil predador y (auto) destructor, presenciamos un claro abandono de las mayorías populares hacia las clases políticas tradicionales, las instituciones y las autoridades de la democracia liberal.

En su primera etapa, este movimiento actúa bajo la forma de una dinámica de destitución, a partir de la cual se reconstituye progresivamente la esencia de la fuerza de la sociedad capaz de hacer frente a la invasión de los mercados y de imponerse a ellos: la soberanía popular. De esta manera, el movimiento populista, inicialmente de destitución , evoluciona inevitablemente hacia una segunda fase: la aparición de un nuevo equilibrio de orden político. Este momento, difícil de predecir y que se transforma en campo de batalla entre las antiguas fuerzas asociadas al sistema social en crisis y las nuevas que aparecen fueran de su centro, señala la reconstrucción de lo político a partir de una crisis política.

Al mismo tiempo que este proceso abierto y disputado discurre, la crisis sistemática que acompaña a la globalización instala el orden liberal socavando la adhesión y el apoyo de las bases sociales que tradicionalmente han servido de cimiento (las clases medias que disponen aún de un mínimo de seguridad y que gozan de la gratitud de la economía de mercado). La aplicación indistinta de las políticas socio-económicas neoliberales a manos de los actores políticos desde hace décadas, generalmente asociados con la izquierda y la derecha, es la causa de este fenómeno. Pero este proceso no está determinado a partir de un análisis tradicional entre izquierda y derecha. El movimiento engendrado por el momento populista será asimilado por la izquierda o por la derecha dependiendo de la manera que éste se construya y de cómo sea orientado.

Esta situación plantea una nueva cuestión: ¿cómo alimentar este movimiento para que contribuya a la aparición de una soberanía y un pueblo comprometido con la emancipación? ¿Qué fuerza política podrá contribuir en mayor medida para alcanzar esta meta y cómo combatir la expansión de las respuestas conservadoras, autoritarias y regresivas que se oponen? ¿Qué principios y qué estrategia pueden marcar el sendero de una izquierda que evoluciona en los años del populismo, una izquierda populista sin complejos, heredera de los combates históricos todavía presentes y renovada en su capacidad de elaborar una estrategia y un discurso movilizador que integre más allá de sus componentes y sus organizaciones clásicas?

Tres niveles pueden ser presentados en esta perspectiva:
 

  • La izquierda populista debe liberarse de los grilletes del sistema político en vigor y de sus brazos mediáticos. Incluso cuando estos últimos se alinean y ordenan apoyar, en época electoral, la fuerza política del sistema tradicional como único recurso capaz de bloquear el ascenso de las minorías de extrema derecha. Una fuerza política de izquierda populista debe, a pesar del miedo legítimo provocado por la fuerza de la extrema derecha, recordar infatigablemente que ésta última tiene, en realidad, escasas oportunidades de estar en posición de conquistar el poder en fase abierta. Esta izquierda debe repetir al electorado que la extrema derecha será fiel a las reglas fundamentales del orden económico y que no actuará en favor de las exigencias democráticas y sociales que dice defender. Su misión consiste en poner a la sociedad al servicio del empresariado nacional para su beneficio en la arena internacional. Inútil a la transformación democrática y social que finge encarnar, la extrema derecha es en realidad el perro guardián del viejo sistema. Es por ello que una fuerza populista debe afrontarla siempre.
  • La izquierda populista debe hacer frente a este sistema, a su perro guardián y a todas las ideologías nihilistas que se desarrollan en el mundo. Y para ello debe inspirar y promover un proyecto de sociedad basado en las tres ideas al servicio de la prosperidad del individuo y de la sociedad en su conjunto: justicia, soberanía y equidad. Desde esta perspectiva se establece una nueva frontera política entre un ellos y un nosotros basada en una estrategia discursiva articulada con esos fundamentos.
  • La izquierda populista necesita refundar su representación popular a través de su inmersión y de su labor de cercanía con la población. Gracias a esta labor se construye la proyección y la presentación. La izquierda populista debe llevar una acción solidaria y visible para la población ayudando y participando a dar respuesta a los problemas sociales, administrativos, fiscales, bancarios, ecológicos… en los municipios y en todas las escalas del territorio. Esta izquierda debe poner a disposición sus recursos físicos (material, locales) y humanos (líderes y bases militantes) para favorecer las iniciativas de socialización y sensibilización (es el caso del cambio climático), las acciones colectivas, la organización de eventos convivales y diferentes tipos de celebraciones. Esta izquierda debe ser responsable de las campañas de acompañamiento para expandir los recursos digitales y las nuevas tecnologías (sensibilización de la importancia a la confidencialidad de los usuarios y respuesta coordinada de la resistencia a la vigilancia discrecional sobre la población) etc.

La misión es ardua y se desmarca de la cultura tradicional de la izquierda, pero la izquierda populista es un movimiento que debe alimentar tres esferas simultáneamente : la esfera de la micro-solidaridad para construir una cadena de solidaridad más amplia y preparar, contando con la implicación de todos los actores, los nuevos modos de vida y las instituciones de la sociedad del mañana; la esfera de la batalla por la hegemonía ideológica y cultural alrededor de sus tres ideas principales; y finalmente la esfera de la batalla política y electoral sobre la cual la izquierda populista debe generar una ruptura con el orden y las prácticas de los viejos partidos del sistema.

Traduction : Francisco Dominguez





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