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“Veja”, revista importante en Brasil

samedi 15 décembre 2012   |   Carla Luciana Silva
Lecture .

PPara conocer verdaderamente el semanario brasileño Veja (“Miren”), podemos fijarnos en las cartas de sus lectores –correo algo monótono en su entusiasmo– : “Un faro que ilumina el mar de lágrimas de nuestro mundo político” ; “no solamente una brújula [ética], sino también una fuente de constancia y de competencia” ; una publicación “libre, valiente y obsesionada por la búsqueda de la verdad” (1)… También se puede hojearla.

Veja, la revista más influyente de América Latina, con una tirada de cerca de un 1.200.000 ejemplares, de los cuales alrededor de 925.000 corresponden a suscriptores, recluta las tres cuartas partes de sus lectores entre el 12% de los brasileños más ricos. Se trata de una población a quien no irrita demasiado, parece, una visión del mundo más bien conservadora. Las páginas “Panorama” muestran regularmente, por ejemplo, imágenes y citas de hombres y mujeres públicos : los primeros, de traje, forman parte de sus preocupaciones políticas ; las otras, con poca ropa, se preocupan por su peso o porque la piel de sus muslos adquiera un aspecto celulítico. Más pronto que tarde tropezaremos con páginas de publicidad, que suponen, en promedio, más de setenta de las ciento cuarenta páginas de la publicación. En la edición del 7 de noviembre de 2012, los lectores pudieron contar, de un tirón, dieciséis páginas de publicidad para la sociedad Procter & Gamble.

No obstante, para comprar Veja en un kiosco, hay que desembolsar 9,90 reales (alrededor de 4 euros). Es decir, una sesentava parte del salario mínimo. De acuerdo con esta proporción, en Francia, L’Express o Le Nouvel Observateur costarían más de 18 euros. A pesar de su papel fino y gris, su portada atractiva y los títulos con gancho, Veja no parece una revista chic. ¿Su ambición ? Figurar en el rango de las instituciones “indispensables para el país en el que deseamos convertirnos”, como lo declara su eslogan. Y al país al cual Veja aspira… no le gusta nada el Estado.

En el número del 15 de agosto de 2012, la edición celebra el anuncio de un programa de privatización y proclama que el mismo coloca a Brasil “en armonía con la ley de la gravitación universal”. No deja de advertir que “la presidenta Dilma Roussef va a chocar con resistencias evidentes dentro de su partido, el PT [Partido de los Trabajadores], y otras fuerzas reaccionarias provenientes de la izquierda del espectro político. Se trata de una batalla para la cual va a necesitar el apoyo de la opinión pública. Ya cuenta con el concurso seguro de Veja”.

Editada por el grupo Abril, la revista apareció por primera vez en 1968, el año del Acta Institucional nº 5, que marcó la radicalización de la represión de la Junta que llegó al poder en 1964. Aunque la publicación siempre mantuvo una relación ambigua con la dictadura, a partir del retorno de la democracia en 1985 se comprometió a favor de las reformas neoliberales. Y su devoción era grande porque su declaración editorial le impone “no refugiarse jamás en el confort de la imparcialidad”.

En 1989, en el momento de la primera campaña presidencial democrática después de la salida de los militares, Veja brindó su apoyo a Fernando Collor de Mello, cuya base política parecía entonces débil frente a la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva. Barbudo, sindicalista, sin el menor diploma universitario, este último presentó en esa ocasión un programa que amenazaba a los poderosos. En ese momento, el propietario del grupo Globo, Roberto Marinho, tomó partido. Respecto de Collor de Mello, advirtió a sus empleados : “No se critica a este joven” (2) ; Veja no procedió de manera muy diferente a la de su principal rival : contribuyó a forjar la imagen de un candidato “joven y seductor” y gran “cazador de ‘maharadjas’” –nombre dado a los funcionarios sospechosos de aprovechar su posición para enriquecerse sin trabajar demasiado–.

Una amenaza obsesionaba a los economistas ortodoxos : la inflación que afectaba el ahorro de los rentistas. Veja le consagró, aterrorizada, muchas portadas y la encarnó, por ejemplo, en vampiro con los ojos desorbitados (9 de mayo de 1993), en cocodrilo fotografiado de frente con la boca abierta (9 de marzo de 1994), en dragón cuyas zarpas aceradas parecen desgarrar la portada (4 de diciembre de 2002)…

Veja se mostró alarmada también por las protestas populares : tanto las organizadas por el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) como las de los sindicatos. Así, el 31 de mayo de 1995, publicó en portada un fotomontaje que representaba al presidente Fernando Henrique Cardoso con un casco de soldado en la cabeza. Allí lo felicitaba por haber “controlado” la primera central sindical del país haciendo reprimir una huelga por el ejército.

Preocupado por la llegada al poder de dirigentes progresistas en América Latina, la revista se dedicó a denunciar las “dictaduras populistas”. El 10 de mayo de 2006, bajo el título “Hace mal”, presentó a un “Lula” visto de espalda después de haber recibido una patada en el trasero, ridiculizando la pretendida ingenuidad del jefe de Estado frente a su ­homólogo de La Paz, Evo Morales, que acababa de nacionalizar el gas y el petróleo ­bolivianos, explotados por sociedades brasileñas. Es que desde el punto de vista de ­Veja, los intereses de las multinacionales prevalecen. El 4 de julio de 2012, denunció una tentativa de golpe de Estado en Paraguay. No la exitosa de Federico Franco : la fallida del presidente venezolano Hugo Chávez, que habría tratado de hacer destituir a Franco por el ejército paraguayo.

Hasta principios de los años 2000, el PT constituyó su principal tema de preocupación. El 23 de octubre de 2002, en vísperas de la elección que llevaría a “Lula” a la presidencia, Veja golpeó duro. Bajo el título “Lo que quieren los radicales del PT”, el candidato del PT aparecía tironeado por una correa con un perro de tres cabezas –las de Lenin, Marx y Trotski– que lo desequilibraban. Mientras que Lula enviaba su “Carta a los brasileños” destinada a tranquilizar a los inversores, Veja advertía contra los sectores “extremistas” de su Partido.

Veja quiere mostrarse al frente de la lucha contra la corrupción : un editorial del 5 de septiembre de 2012 presentó la revista como la “brújula ética” de Brasil. Pero esta etiqueta cumple antes que nada una función de despolitización. “Instalando la corrupción en el centro de su tratamiento de la información política, Veja transforma lo político en policial y escamotea el hecho de que su propia acción policial es eminentemente política”, analiza el periodista Roberto Efrem Filho (3). Así, antes de presentarse como la punta de lanza de la campaña anticorrupción que terminaría por obligar a Collor de Mello a dimitir, Veja le dio todo el apoyo posible. Más tarde, reinventó su imagen y su papel en la caída del presidente corrupto. Pasó lo mismo, en 2005, con el escándalo del mensalão (4), que hoy afirma haber revelado, pero que estalló como consecuencia de un artículo del diario La Folha de São Paulo.

El semanario se encuentra, por otra parte, directamente involucrado en casos de corrupción. Se descubrieron vínculos entre Policarpo Júnior, periodista político de Veja, y el empresario Carlinhos Cachoeira, acusado de malversaciones. El asunto desembocó en la creación de una Comisión de Investigación Parlamentaria (Comissão Parlamentar de Inquérito, CPI), conocida como “CPI Cachoeira”. Júnior, nombrado redactor en jefe en enero de 2012 y encargado de las páginas políticas para Brasilia, fue acusado de haber publicado artículos y reportajes que no tenían otro objeto que promover los intereses del empresario.

Confrontada, especialmente a través de Internet, a un sentimiento anticorrupción que ella misma promovió, Veja reaccionó violentamente, incluso denunciando en titulares “tácticas de guerrilla destinadas a manipular las redes sociales” (16 de mayo de 2012). En esta investigación, acusó al PT de haber instalado un robot encargado de publicar mensajes anti-Veja en Twitter.

Como muestra de solidaridad, la publicación competidora O Globo dio su apoyo a Veja, en nombre de la “defensa de la libertad”. 

 

(1) El 23 de mayo de 2012, el 12 y el 19 de septiembre de 2012, respectivamente.

(2) Citado por Christian Dutilleux en Lula, Flammarion, París, 2005.

(3) Roberto Efrem Filho, “A Revista Veja e o meu pai”, Brasil de fato, São Paulo,19 de junio de 2008.

(4) Mensualidades pagadas a parlamentarios para obtener su apoyo, una práctica corriente incluso antes de la llegada de Lula al poder.





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