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El supremo salvador de Europa

Jueves 11 de octubre de 2012   |   Bernard Cassen
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No se enseñan los cantos revolucionarios, especialmente La Internacional, en las escuelas de periodismo. Es muy lamentable, pues el poema de Eugène Pottier, escrito en 1871, conserva toda su actualidad. Por ejemplo estos dos versos que cualquier demócrata debe suscribir:

Ni en dioses, reyes ni tribunos,

Está el supremo salvador.

Basta con remplazar “tribuno” por “banquero” –lo que no desnaturalizará el mensaje– para mostrar el carácter inquietante del concierto de alabanzas que ha acogido la reciente decisión del presidente del Banco Central Europeo (BCE) de comprar en cantidades ilimitadas títulos de la deuda soberana de los países (sobre todo de España y de Italia) a los que los mercados imponen tasas de intereses exorbitantes.

No se trata aquí de demorarse en el contenido de esta decisión cuyo verdadero objetivo ha sido señalado por numerosos economistas, en especial Jacques Sapir (1): imponer en todas partes políticas de austeridad colocando algunos nuevos países de la zona euro bajo la tutela de la “troika” BCE/FMI/Comisión Europea. La cuestión planteada reviste otra gravedad: es la de la incompatibilidad que ahora salta a la vista entre las políticas europeas y la democracia. Los grandes medios –así como el conjunto de las “elites”– ya han elegido su campo: no solo la mayoría de ellos no se indigna al ver países antes soberanos reducidos al estatus de repúblicas bananeras, sino que se felicitan de que Europa tenga por fin un jefe todopoderoso, un supremo salvador. Su nombre: Mario Draghi, presidente del BCE.

Leyendo algunos textos, los nostálgicos del culto a la personalidad anterior a la desestalinización rejuvenecerán un buen cuarto de siglo. Testimonio, entre muchos otros, de esta nueva idolatría, es el editorial del semanario francés Le Point (2): “El único, el verdadero jefe de la zona euro, es él. Eso lo habíamos comprendido ya a finales de julio, cuando, con una única frase reconfortante sobre el porvenir del euro, hizo disparar los mercados. El temor que se puede tener es que, con otra frase, firme la sentencia de muerte de la moneda única. Sin que nada ni nadie pueda oponerse. Súper Mario”. O sea: un único hombre, que jamás se presentó a elección alguna, tiene en sus manos el destino de 330 millones de habitantes de la zona euro. Y eso sin que los jefes de Estado y de Gobierno, los presidentes del Consejo Europeo, de la Comisión, del Parlamento y del Eurogrupo, como tampoco los parlamentos nacionales ni el Parlamento Europeo se conmuevan.

¿Cómo podrían hacerlo? Ellos son quienes elaboraron, votaron e hicieron votar los tratados que sacralizaron la independencia del BCE, y que de esta forma colocaron el poder financiero por encima de la soberanía popular y del sufragio universal. En un discurso pronunciado durante su campaña electoral, pero que archivó después de la elección, François Hollande declaró: “Mi adversario no tiene nombre, ni rostro, ni partido. No lo votarán y sin embargo gobierna: es el mundo de las finanzas”. El presidente de la República francesa se equivoca: en Europa, el mundo de las finanzas tiene un nombre y un rostro, los de Mario Draghi, ex directivo del banco Goldmann Sachs. Nadie lo ha votado, pero gobierna. Para edificación de los ciudadanos que, hace un año, aún ignoraban todo sobre él. ¿Por qué no exhibir su retrato oficial en todas las oficinas públicas?  

(1) “Mario Draghi ou le pompier pyromane”: http://www.medelu.org/Mario-Draghi-ou-le-pompier

(2) “Draghi, notre vrai patron” (“Draghi, nuestro verdadero jefe”), es el título de un editorial del semanario Le Point, París, 6 de septiembre de 2012.





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