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OTRA EUROPA ES POSIBLE

Euro : el genio fuera de la lámpara

Domingo 16 de enero de 2011   |   Bernard Cassen
Lecture .

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El pasado 17 de diciembre, durante el Consejo Europeo, el presidente Herman Van Rompuy declaró que la Unión Europea (UE) haría “todo lo necesario para asegurar la estabilidad de la zona euro”. Pero todos aquellos que siguen las cuestiones europeas (en particular los especuladores) no son tan ingenuos. Saben perfectamente lo que puede –y lo que no puede– hacer la UE. Más allá de sus aspectos monetarios y presupuestarios, la crisis del euro cuestiona en efecto la capacidad de la UE de controlar una herramienta que ella misma ha creado –la moneda única– pero que, como el genio escapado de la lámpara, posee ahora su propia dinámica. Una dinámica autodestructiva.

La evasión de la lámpara se produjo en un doble contexto: técnico e ideológico. El error técnico consistió en imponer una política monetaria única a países cuyos ciclos económicos, estructuras productivas, niveles de competitividad y perspectivas demográficas eran completamente diferentes.

El ideológico es el del dogmatismo neoliberal que impregna el Tratado de Maastricht desde que se creó el euro hasta los ulteriores tratados europeos. Lo cual se traduce por una desregulación a todos los niveles: libre circulación absoluta de capitales y prohibición de cualquier intervención de los Estados en materia monetaria, mediante el estatus del Banco Central Europeo (BCE). Éste no sólo es independiente de toda autoridad política, sino que tiene una sola y única misión, al servicio de la renta: la lucha contra la inflación. En cambio, en Estados Unidos, la Reserva Federal tiene además la obligación de promover el crecimiento.

Después de una década de funcionamiento del euro, los “fundamentales” económicos han recobrado sus derechos: la gran brecha de competitividad existente entre los países del “centro” de la UE (Alemania en primer lugar) y los de la “periferia” ( los llamados del “Club Med”), se ha vuelto insostenible. Ha otorgado a los mercados financieros infinitas posibilidades de especulación y nada garantiza que se detendrá a orillas del Mediterráneo o del mar de Irlanda. Esta situación ha generado, en los dirigentes, motivos de satisfacción, pero también de inquietud.

El motivo de satisfacción es haber utilizado el pretexto coyuntural de la crisis para hacer pagar a los asalariados el coste de rescatar el sistema financiero imponiendo contrarreformas sociales que, esas sí, serán permanentes. El motivo de inquietud es el riesgo de explosión de la zona euro, con consecuencias cuya naturaleza o resultado nadie puede prever.

La dificultad, para los Gobiernos, consiste en que, a través de los tratados europeos, ellos mismos se despojaron de los instrumentos que les habrían permitido resolver la situación. Es significativo que la canciller alemana, Angela Merkel, haya exigido a sus socios la puesta en marcha de un proceso de revisión del Tratado de Lisboa para “blindar” jurídicamente el Mecanismo Europeo de Estabilidad decidido durante el último el Consejo Europeo (1). Se necesitarán muchas más decisiones, y de mayor calado, para volver a meter al genio del euro (o del dispositivo monetario que podría sustituirlo) en la lámpara de una UE verdaderamente democrática.

(1) Léase Bernard Cassen, “El Consenso de Berlín se impone en Europa”, Le Monde diplomatique en español, diciembre de 2010. Léase también: “Une épreuve de vérité pour la gauche de gouvernement”, en http://www.medelu.org/spip.php?article687





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