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Un “rito INICIÁTICO” para la clase media emergente 

Fiebre compradora de los brasileños en Miami

jeudi 14 février 2013
Lecture .

La reducción de la pobreza bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva posibilitó que treinta millones de personas más tuvieran acceso a los supermercados. Para los brasileños más acomodados, distinguirse implica desde ahora irse de compras… mucho más lejos.

 

Por Emmanuelle Steels y Anne Vigna *

* Periodistas.

Maletas vacías y bolsillos llenos de dólares : esos son los signos distintivos de los brasileños en Miami. Llegan a los inmensos centros comerciales que bordean la ciudad en microbuses llenos –enviados por las agencias de viaje– y toman al asalto las boutiques de ropa. “Aquí todo sale tres veces más barato”, dicen Charbel Maroun y Marinela Amato, que, llegados de Recife, están concluyendo su primer día de compras en un gran centro comercial en el norte de la ciudad.

El interés de los inversores por Brasil, en el corazón de la tormenta financiera que sacude las economías del norte, ha estimulado la revalorización de la moneda local y ha vuelto los precios en dólares mucho más atractivos. Si el 1 de enero de 2003 se necesitaban 354 reales para comprar un producto que valía 100 dólares, en mayo de 2010, sólo se necesitaban 175, es decir, menos de la mitad. (1) El carrito de la compra de la pareja –él, abogado y ella, contable– se desborda de bolsas impresas con logos de marcas estadounidenses. Para una estancia de seis días, previeron un presupuesto de 20.000 dólares sólo para ir de compras. La tienda de L’Occitane en Miami Beach, donde el 85% de los clientes son de habla portuguesa, busca un vendedor que hable portugués.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos estimó en 8.500 millones de dólares la aportación de los turistas brasileños a la economía del país en 2011. Ese mismo año, un millón y medio de brasileños aterrizaron en Florida. Únicamente de Canadá provienen más turistas que de Brasil. Pero en Miami, los brasileños son los grandes campeones en todas las categorías : son más numerosos y, sobre todo, gastan más. “Es simplemente extraordinario –afirma William Talbert III, presidente del Greater Miami Convention and Visitors Bureau, la oficina de turismo del Gran Miami–. Desde 2010, Brasil es el primer mercado de turistas extranjeros, que representa más de 1.000 millones de dólares anuales para nuestra ciudad. Nuestro crecimiento proviene de la clase media brasileña”.

Pero esa supuesta “clase media” pertenece, de hecho, al 30% de la población más acomodada... Para esta, el viaje a Miami sería una suerte de rito iniciático. “Es la consagración de un estatus –analiza Alexandre Piquet, abogado brasileño que fundó la agencia inmobiliaria Piquet Realtor para asesorar a sus compatriotas deseosos de invertir en Miami–. Los que lo logran se sienten extremadamente orgullosos”.

Beneficiada por ese movimiento, Piquet Realtor vio duplicarse su volumen de negocios entre 2010 y 2011. Cada vez más brasileños, atraídos por los precios, se vuelven lo suficientemente ricos como para adquirir una segunda residencia en Miami. Un apartamento de lujo cuesta, por metro cuadrado, cerca de la mitad de lo que cuesta una vivienda de la misma categoría en Copacabana o Sao Paulo. Aquí, reconocen que los brasileños han ayudado a reactivar el sector inmobiliario local, que ha crecido un 50% desde su punto más bajo en 2009. (2) Según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, los brasileños representaban el 8% de los compradores extranjeros en Florida en 2011, frente al 3% del año anterior : el contingente más importante después de los canadienses. No obstante, mientras que estos últimos “buscan propiedades baratas con el fin de alquilarlas, los brasileños buscan residencias más lujosas por un precio medio de 200.000 dólares o más ; una suma superior a las que pagan los otros inversores extranjeros”. (3)

Por todas estas razones, Estados Unidos ha modificado la modalidad para la obtención de visados para los brasileños. “El objetivo era reducir las listas de espera”, explica Sara Mercado, responsable de turismo en el consulado de Estados Unidos en Río de Janeiro. Nuevas oficinas, más empleados, facilidades de pago : se implementó todo a fin de mimar a los brasileños y que estos no se fueran a Europa, donde no se les pide ningún visado. “Los impuestos son demasiado altos en Brasil”, estima Alan Long, cónsul encargado de los asuntos comerciales en Río. (4)

Cuando señalamos la ilegalidad de esas compras respecto de la ley brasileña, que prohíbe ingresar mercancías por más de 500 dólares sin declararlas, los funcionarios no saben qué responder. El cónsul reconoce que las aduanas estadounidenses no controlan las valijas a la salida de la ciudad. Por lo tanto, el trabajo recae sobre las aduanas brasileñas, desbordadas por los miles de vuelos procedentes de Miami. “Hemos tomado conciencia del problema”, reconoce Peter Tofte, alto funcionario del servicio aduanero de Brasilia. Según el Banco Central de Brasil, los brasileños gastaron en diversas compras en el extranjero 21.000 millones de dólares en 2012 (con tarjeta de crédito y sin contar los gastos de estancia).

En el aeropuerto, es claramente imposible controlar todo el equipaje, pero los aduaneros se han vuelto especialistas en los vuelos provenientes de Miami. En Sao Paulo, tres aduaneros se preparan. Frente a ellos, 350 pasajeros del tercer vuelo diario de American Airlines. Ninguno ha declarado una compra superior a los 500 dólares, pero todos arrastran demasiadas maletas para una estancia de pocos días. “Hacemos una selección visual en función de la cantidad de bultos y luego el paso por los rayos X nos ayuda a detectar el material electrónico”, cuenta Araujo Natos, responsable de la aduana.

Después del famoso Black Friday (Viernes Negro), el viernes que sucede a las celebraciones del día de Acción de Gracias, donde los descuentos en Estados Unidos son particularmente atractivos, el regreso a Brasil concluye para algunos con una factura mucho más elevada de lo previsto. “Llegamos a controlar el 40% del vuelo, y la mayoría de los pasajeros recibe multas”, agrega el funcionario. El trabajo de los aduaneros no es fácil : los pasajeros protestan. Una familia (cuatro personas, doce maletas y tres ordenadores) debe pagar 20.000 reales. Las agencias de viaje brasileñas, que proponen todas distintos tours a Miami “con un profesional para sus compras que los guiará entre los 25 centros comerciales más importantes de la ciudad”, como promociona un folleto, omiten precisar ese pequeño detalle a sus clientes...

(1) Y 205 en enero de 2013.

(2) “Brazilian ‘rock stars’ beat drum for Florida condos”, Financial Times, Londres, 23 de noviembre de 2011.

(3) Ibidem.

(4) En Brasil, los impuestos de importación son de un 35% para la ropa y el calzado y de entre un 2 y un 16% del precio para el material informático, frente a un 6% en Estados Unidos.





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