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Obama, la « nouvelle ère » avec Cuba et le IIIe Sommet de la CELAC

mardi 27 janvier 2015   |   Carlos Fazio
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Un mois après l’officialisation de la reprise des négociations pour le rétablissement des relations diplomatiques entre les Etats-Unis et Cuba, les 33 pays de la Communauté des Etats d’Amérique latine et de la Caraïbe (CELAC) se réuniront pour leur IIIe Sommet les 28 et 29 janvier à San José au Costa Rica (avec cet événement, le pays centre-américain clôture sa présidence pro tempore de l’organisation).

Dans ce contexte, le journaliste uruguayen Carlos Fazio s’interroge sur la nouvelle stratégie des Etats-Unis dans la région. Selon lui, « Barack Obama a reconnu l’échec de la politique de la force conduite par les Etats-Unis contre Cuba ». Et d’ajouter : « Sans aucun doute, nous assistons au début d’une nouvelle dynamique dans laquelle, afin de prospérer, les Etats-Unis devront abandonner leurs vieux rêves de domination impériale et se distancier de leur politique traditionnelle visant à obtenir un "changement de régime" dans l’Ile ».

Ces nouvelles dispositions signifient-elles pour autant la fin des prétentions états-uniennes à Cuba et en Amérique latine ? L’auteur ne le croit pas : « Il n’est pas compliqué de comprendre que Washington n’a pas renoncé à intervenir dans la politique intérieure cubaine et qu’il développera pour cela des formes subtiles de pénétration politique ». Selon lui, l’ère du « soft power » vient de débuter. Washington privilégiera désormais une politique de séduction à Cuba pour affaiblir les autorités (commerce, tourisme, société de consommation, etc.). Dans le même temps, la première puissance mondiale continue de s’appuyer sur ses réseaux de fondations et de Think-tanks liés à ses services de sécurité et de renseignement (National Endowment for Democracy – NED –, United States Agency for International Development – USAID –) pour favoriser l’émergence d’un climat idéologique et politique conforme à ses intérêts et propice au retour au pouvoir des droites latino-américaines dans la région.

C’est ainsi que les 8 et 9 décembre, quelques jours seulement avant l’annonce simultanée des deux chefs d’Etat américain et cubain, la ville de Veracruz au Mexique accueillait, en présence de plusieurs opposants notoires cubains dont Yoani Sánchez, une rencontre intitulée « Des chemins pour une Cuba démocratique ». Cet événement était co-financé par la puissante Fondation Konrad Adenauer (Allemagne), membre du Mouvement mondial pour la démocratie (World Movement for Democracy), « une entité internationale créée par la NED dont le financement est approuvé par le Congrès des Etats-Unis et assumé par l’USAID ».

A l’issue de cette rencontre, plusieurs actions d’influence et de propagande, qui seraient financées par la Fondation Konrad Adenauer, ont été envisagées contre les pays de l’Alliance bolivarienne pour les peuples de notre Amérique (ALBA) pendant le Sommet de la CELAC. La Maison blanche acceptera-t-elle l’organisation de ces actions, incompatibles avec l’affirmation de l’existence « d’une nouvelle ère » de ses relations avec Cuba et la région ?

Obama, la “nueva era” con Cuba y la Cumbre de la Celac

Carlos Fazio

El 17 de diciembre, después de 18 meses de negociaciones secretas con mediación vaticana, el presidente Barack Obama reconoció el fracaso de la política de fuerza de Estados Unidos hacia Cuba, y dio un cambio de timón que deberá conducir a una normalización de relaciones diplomáticas con la isla. Ganó la política principista de La Habana. Fue una victoria histórica ; la diplomacia cubana forzó el entierro de la lógica de guerra fría impulsada por diez sucesivas administraciones de la Casa Blanca, de Dwight Einsenhower a George W. Bush. Y lo hizo sin bajar la guardia.

El jueves 22 de enero, en el Palacio de Convenciones de la capital cubana tocó a la secretaria adjunta para América Latina del Departamento de Estado, Roberta Jacobson y a Josefina Vidal, directora general para Estados Unidos de la cancillería isleña, dar el primer paso concreto para intentar dejar atrás 54 años de un vínculo que no ha estado basado en la confianza. Concluida la reunión, ambas funcionarias coincidieron en que será difícil superar las diferencias políticas e ideológicas, y que el proceso de normalización de relaciones será aún largo. Largo y tortuoso, cabe agregar. Pero sin duda asistimos al comienzo de una nueva dinámica, en la cual, para que prospere, Estados Unidos deberá abandonar sus viejos sueños de dominación imperial y distanciarse de su tradicional política subversiva dirigida a forzar un “cambio de régimen” en la isla.

Del discurso y las primeras acciones de Obama se desprende que acepta al de Raúl Castro como un gobierno legítimo, con el cual se puede coexistir y dialogar. Estados Unidos lo hizo antes con China, con la antigua Unión Soviética y con Vietnam. ¿Por qué no Cuba ? En eso hay un evidente cambio de actitud en Obama, que será resistido por el Partido Republicano que ahora controla el Congreso.

Parece razonable especular que el cálculo político de los estrategas de la Oficina Oval ha sido modificado y asumido, debido, fundamentalmente, a los cambios producidos en el seno de la comunidad cubano-estadunidense de La Florida y Washington, hoy más moderada que en el pasado, y a la oposición a la política cubana de Estados Unidos de varios países de América Latina con gobiernos progresistas. Al respecto, cabe recordar que el presidente Obama pasó un mal rato durante la sexta cumbre de Las Américas, en Cartagena, Colombia, cuando varios jefes de Estado latinoamericanos insistieron en la necesidad de un cambio en las relaciones bilaterales entre EU y Cuba, con eje en principios diplomáticos tan caros como la no injerencia, la autodeterminación y la soberanía de los pueblos y la solución pacífica de las controversias.

No obstante, del discurso y las acciones de Roberta Jacobson en La Habana, y más allá del clima respetuoso y constructivo que primó en la primera ronda de negociaciones con Josefina Vidal, es fácil deducir que Washington no ha renunciado a intervenir en la política interna de la isla y que seguirá apostando a formas sutiles de penetración política.

Como adelantó Manuel E. Yepe, Washington insistirá en una estrategia de “soft power” o “poder blando” ; derrotado en el terreno de la fuerza, el establishment demócrata insistirá en el método de la “seducción”. Como advirtiera Fidel Castro en el año 2000, dado que no han podido destruir a la Revolución con procedimientos criminales, “sueñan” que podrán hacerlo mediante “métodos seductores”, como el que han bautizado “política de contactos pueblo a pueblo”. Entonces Fidel aceptó el reto y les dijo a las autoridades en Washington : “Pero jueguen limpio”.

Hoy Obama sabe que un elemento clave y esencial del proceso de normalización de relaciones pasa por el levantamiento del criminal bloqueo económico, comercial y financiero. También conoce que Washington debe rectificar la injusta inclusión de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo internacional. Está claro, asimismo, que él ni nadie puede pretender que Cuba renuncie a sus principios, y que de darse la reanudación del vínculo diplomático deberá ser con base a una relación de iguales. Es decir, con eje en el respeto a la igualdad soberana de los estados, principio fundamental de la Carta de las Naciones Unidas.

En ese contexto es necesario advertir que durante la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a celebrarse en San José de Costa Rica los días 28 y 29 de enero, viejos operadores de las políticas encubiertas de Washington y sus aliados intentarán desacreditar a Cuba y debilitar la política de los países del ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América).

Existen evidencias de que en sendas reuniones realizadas en México a comienzos de diciembre de 2014, fueron planificadas una serie de acciones a desarrollar en un eventual evento paralelo a la Cumbre de la Celac de esta semana en Costa Rica, dirigidas a debilitar el bloque regional de países progresistas reunidos en el ALBA y la Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas).

El proyecto se concibió durante el evento denominado “Caminos para una Cuba democrática”, auspiciado y co-financiado por la Fundación Konrad Adenauer (KAS, por sus siglas en alemán), poderoso instituto conservador germano asociado con el partido Unión Demócrata Cristiana, con sede en Wesseling, Alemania.

El evento “Caminos para una Cuba democrática”, co-patrocinado por la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), tuvo lugar en Veracruz, en vísperas de la vigesimocuarta edición de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en ese puerto mexicano los días 8 y 9 de diciembre. Fue precedido por una Cumbre de Jóvenes Iberoamericanos, también auspiciada por la Konrad Adenauer y la OCDA.

Cabe consignar que la KAS forma parte del World Movement for Democracy (Movimiento Mundial para la Democracia), entidad internacional creada por la Fundación para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), cuyo financiamiento a su vez es aprobado por el Congreso de Estados Unidos y figura en el presupuesto anual del Departamento de Estado destinado a la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). Varios conspicuos miembros de la NED han sido vinculados con operaciones clandestinas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

En su momento, la creación del Movimiento Mundial para la Democracia significó una nueva estrategia de la derecha mundial, cuyo objetivo era y es la construcción de un movimiento globalizado de activistas promotores de la democracia, dirigidos desde Washington D.C. por la NED. En buen romance, la NED pone los insumos políticos e ideológicos y parte del financiamiento, y la OCDA y la Konrad Adenauer ponen la cara y otra parte de los recursos.

A la reunión de Veracruz asistieron un grupo de contrarrevolucionarios cubanos y de la extrema derecha regional, entre quienes estaban la devenida aristócrata “comunicacional” Yoani Sánchez, el desacreditado Guillermo Fariñas y Dagoberto Valdés Hernández. Aunque poco trascendió del encuentro a puertas cerradas y sin difusión mediática −dadas las contradicciones para lograr un mínimo de unidad−, se habrían puesto en perspectivas acciones provocadoras para ser ejecutadas en el marco de la cumbre de la Celac contra Cuba, Venezuela y Nicaragua.

A tales efectos se habrían retomado proyectos desarrollados durante la cumbre de la Celac en Chile (2013), que contara con la anuencia de la Democracia Cristiana local y la representación de la Konrad Adenauer en el país austral. En enero de 2014 intentaron hacer lo mismo en Cuba, pero fracasaron, y ante ello trasladaron el escenario a la Universidad Internacional de la Florida, en Miami.

El “desayuno de trabajo” de Roberta Jacobson con siete disidentes cubanos, el viernes 23, en La Habana, tras las primeras conversaciones de alto nivel entre EU y Cuba en 35 años, devela que la intención de la administración Obama es seguir apoyándose en cartuchos quemados. Entre los opositores que conversaron con Jacobson en la residencia del Jefe de la Sección de Intereses de EU, estuvieron Martha Beatriz Roque, Guillermo Fariñas, José Daniel Ferrer y Elizardo Sánchez.

Pero no asistió la lideresa de las llamadas Damas de Blanco, Berta Soler, porque, según adujo públicamente, no hubo un “balance” en cuanto a la “diversidad de opiniones” de los participantes. En ese caso, como en muchos otros anteriores, el “balance” y la “diversidad” tienen más bien que ver con los jugosos presupuestos que han venido recibiendo de la USAID y la KAS, quienes por año han cultivado la industria de la contrarrevolución.

Huelga decir que nos encontramos en una fase muy temprana del cambio de rumbo de Barack Obama hacia Cuba. Existen indicios de que el presidente de Estados Unidos buscará capitalizar regionalmente su audaz jugada durante la Cumbre de las Américas, a celebrarse en abril próximo en Panamá. Como sugirió The New York Times el pasado 27 de diciembre, la diplomacia estadunidense estaría presionando para que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, inviten a disidentes cubanos a la cumbre de Panamá.

En ese contexto, cabe preguntar si resultará o no disonante que esta semana, en Costa Rica, durante la III Cumbre de los países de la Celac, la Konrad Adenauer concrete su disposición de financiar un nuevo evento paralelo contra Cuba, Venezuela y Nicaragua. En todo caso, de ser así, ya fuera por inercia o con la participación planeada y encubierta de Washington, tales maniobras obedecerían a la estrategia de “poder blando” y el método de la “seducción” tan afín a la Casa Blanca ; pero sin duda restarían vigor al abrumador respaldo que a escala internacional recibió Obama por el anuncio de la “nueva era” en su relación con Cuba.





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