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ODEBRECHT, UNA MULTINACIONAL MIMADA POR EL ESTADO

Bienvenido a Odebrecht Touring Club

jeudi 31 octobre 2013   |   Anne Vigna
Lecture .

Imaginemos que una periodista quiere investigar sobre la empresa brasileña Odebrecht. Primero es invitada –con todos los gastos pagados, por supuesto– a la sede del grupo, en Salvador de Bahía : hotel de tres estrellas, grandes restaurantes, viaje en helicóptero. En el programa, entrevista con el portavoz del grupo y visita a las obras de la Fundación Odebrecht, en el sur pobre del Estado de Bahía. (Una cooperativa especializada en la comercialización de palmitos por campesinos pobres, formación en los oficios de la agricultura y la construcción para sus hijos).

La entrevista destaca la “felicidad” que produce trabajar en Odebrecht –una de las empresas preferidas de los jóvenes brasileños, según una encuesta anual de la prensa nacional–, aunque sin ofrecer la posibilidad de consultar directamente a los empleados.

La sede alberga también el “núcleo de la memoria”, un verdadero museo donde “la organización” presenta las fotografías de generaciones de capataces, el relato del ascenso social de los hijos de Odebrecht, así como el lema de su fundador, grabado en una pared : “Ser optimista y sentir placer en el trabajo produce riquezas para los demás”.

El discurso es casi emotivo cuando se describe el compromiso de Odebrecht junto a organizaciones ecológicas para salvar un pequeño bosque de especies endémicas, plantado por Emil Odebrecht en 1860, donde la alcaldía deseaba construir una terminal de autobuses. En esos dos días, se conocerá también el detalle de las buenas acciones de la fundación, así como los llamados programas “sociales” que acompañarían las obras del grupo : “un obrero mal alimentado no trabaja bien, es tan sencillo como eso”, comenta con una sonrisa el portavoz de la empresa. Sin embargo, en 2009 estalló una violenta huelga en esta “obra modelo”. Los obreros reclamaban (y finalmente lo consiguieron) un aumento salarial, aire acondicionado en los talleres, una mejor alimentación y más vacaciones para visitar a sus familias. Para Odebrecht, este incidente careció de importancia.

La amabilidad cesa durante la entrevista propiamente dicha. Las preguntas debieron enviarse con antelación, y las respuestas fueron redactadas previamente. El asesor en comunicación del grupo las lee, luego comenta, la mayoría del tiempo en “off”. Pero, aun bajo secreto, las revelaciones no abundan : las cuestiones más delicadas son sencillamente ignoradas. Como lo son nuestros intentos por tratar de obtener una respuesta.

La entrevista dura dos horas : se sabe todo de lo maravilloso. Menos, del resto...





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