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La necesidad de una pausa

Domingo 10 de julio de 2016   |   Bernard Cassen
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Ante la multiplicación y exacerbación de las crisis de todo tipo y en todos los órdenes que afectan a la Unión Europea (UE) en su conjunto o a tal o cual Estado miembro, el discurso dominante de la mayoría de los dirigentes consiste en proclamar que se necesita “más Europa”, es decir, en su mente, más de la Europa actual. De ahí, entre otros proyectos improvisados de urgencia, el de la integración acelerada del perímetro de la zona euro, y no solamente en materia monetaria y presupuestaria.

Esta huida hacia adelante equivale a desdeñar la opinión de los pueblos que, todas las encuestas y todas las elecciones recientes lo prueban, son cada vez más hostiles a esa Europa. En una contribución muy útil (1), Hubert Védrine, ex ministro francés de Asuntos Exteriores, pone en guardia a los Gobiernos contra el serio riesgo de una ruptura entre los ciudadanos de la mayoría de los Estados, por un lado, y, por otro, “elites” que no sólo ignoran sus aspiraciones, sino que las tratan con desprecio asimilándolas al “populismo” o al “nacionalismo”. Y eso sin cuestionarse jamás sobre sus propias responsabilidades en ese divorcio.

Para salir de tal estancamiento, Hubert Védrine propone lo que él llama una “conferencia refundadora” de la UE convocada por Alemania y por Francia. Esta debería, a su entender, desembocar en el retorno a un funcionamiento basado en el principio de subsidiariedad, devolviendo a los Estados, por ende, los márgenes de maniobra de los que han sido despojados por las instituciones europeas. Lo que implicaría el desmantelamiento del “complejo jurídico-burocrático” constituido por la Comisión, por el Parlamento Europeo y por el Tribunal de Justicia de la UE. El documento emanado de esa conferencia sería luego sometido a un referéndum llevado a cabo el mismo día en cada Estado que hubiera participado en su elaboración.

Este método en dos tiempos, elaboración/ratificación, es de un gran clasicismo, igual que el liderazgo de la “pareja” franco-alemana. Lo que, por el contrario, es original, es la condición previa que el ex Ministro propone: una pausa de dos años para todas las decisiones estructurales de la UE, salvo para aquellas relativas a los flujos de refugiados y de migrantes, que exigen medidas inmediatas. Durante ese periodo, los ciudadanos tendrían la posibilidad de apropiarse del funcionamiento y de las políticas de la UE –lo que dista mucho de ser el caso actualmente–, de hacer un balance de todo ello y de formular propuestas que respondan a sus aspiraciones.

No es obligatorio estar de acuerdo con el proyecto global presentado en la contribución de Hubert Védrine, y en particular con su llamamiento a “reformas estructurales” en Francia, para rescatar el punto clave que es la necesidad de una pausa que les permita a los pueblos de Europa tomar la palabra. La creación de ese nuevo espacio de debates no pasa necesariamente por una iniciativa de Berlín y de París; puede resultar muy bien de la decisión de otros Gobiernos, de uno o de varios, y otorgarse un orden del día que incluya sobre todo el replanteamiento de las políticas de la UE. La pausa podría entonces tomar la forma de una moratoria sobre todas las medidas de liberalización y desembocar en otra concepción de la construcción europea que no se prive de reemplazar por una moneda común la actual moneda única. 

 

NOTAS:

(1) Hubert Védrine, “Gare au décrochage des peuples de l’Europe!”, Le Monde, 14 de junio de 2016. Este texto es una versión resumida del que se encuentra disponible en la página web www.lemonde.fr, publicado igualmente el 13 de junio de 2016 por el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung.





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